A Fabrizio
Las estrellas no conocen
tu destino, pero sólo un puñado de
augurios te esperan:
la infancia se encuentra viva
frente al espejo que eriges;
hay más años para esperar
desperdiciados
que enveciendo
recuerda con nítida felicidad
tu corazón paciente;
no dicen nunca los minutos
el mismo día;
expuesto,
abriendo el mar sus adentros
cambiarás de rumbo;
contagiarás placer,
recuerda amonestar humildad;
vive la humildad,
sé discreto. El augurio
nace desierto, pero
conozco esa sonrisa guardada.
Quiero que vivas para siempre.
Observarás el dolor
que es carne propia
pero también habrán
noches en donde conocer tu verdad
dirás firme.
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