Alucinación
Quisiera entrever más allá del cielorraso
con el único gran ojo desconocido
cuando hierve la tarde y desde mi ventana
alumbra el pastizal con su alma de arena.
Mucho sol hace en Tijuana, sobre la maceta percudida
para nunca poseer la verdad que se argumenta bajo la sombra
de la pila. Certeza,
opacidad, vacío
nublara esta condenada calma,
que hace de la tarde llana
sobre mi vista una sentencia.
Están las luces mecidas
donde el abrigo se hace nicho y cobertura,
alumbrando el periférico
que da su espalda a nueva luna. Están los carros mecidos
donde una estela sepulta
conduce a alguna dirección prevista
cuando el cielo se vuelve cementerio de brisa, palabras
multicolor de trueno
azul, el escaparate del niño verde,
aceite mostaza esa vecindad dentro del moreno pasadizo
y también encuentro vivo cualquier mar que ata en sus ojos
la señora vendiendo mazapanes, cigarros, bolillos salados,
cal.
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