Al escribir

al escribir sólo hice y deshice en mi mente,
por muchos minutos largos, que se me prolongaron,
la ciudad "ardía".
mi estambre rojo esparcido
sobre el suelo y las gavetas esparcidas,
los pinos altos, grandes ___las almas de edificios descansando
en su recuerdo del ser vivo_ de yacer junto a las gavetas.
pronto aturdió la nube en mi ser
sobre su propio asfalto de acuoso río.
y yo deshice esta noche en la oscuridad, entre recuerdos,
un poco o por demás obtuso, encerrado tras puertas
de membrillo,
donde compadezco el cerezo de la cuadra ulterior,
la de mis sueños próximos.
y antepongo esta sal,
el salero en la mesa,
para llevarnos a algún sitio prolongado en donde escuches, sórdidamente, bajo el altiplano,
el de las lunas negras que en la noche brillan tras del descuido,
sí, las mismas parcelas encubridizas con acentos y maleza quemada del monte óptimo de vista clara. A la lejanía me pierdo, no siguiendo
en la vista parca, timado por la "alegría nueva, una alegría dolorosa", y que en la parda lógica descansa, o sobre hiel
de cobre cubriendo un vanilocuente rostro. No encuentro
más ánimos, se acaban las biplanas, disyuntivas particulas __de mi signo,
y yo no soy algo más que su tejido de dos vagas briznas.

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