Para Miss Anáhuac

Hoy, creí que tendía a corresponderme, siendo un triste día.
Si esta fuera mi última publicación, y no lo será,
al menos habría sobrevivido una tarde feliz,
y el anochecer con la persona a la que amo,
y una noche, que no cambiaría de curso,
y los días pasando así, sin rumbo obtuso.

Cambiaría el andamio, su color,
esa crema en el pescado.
Alguien del púlpito abigarrando en su atardecer,
alguien que soy yo, sosteniendo su mano.
Y un timón incontrolable,
la escena maltrecha de ojos inquietos insospechando el mango.

Y un timón, incontrolable que es la vida.
Y los cien clavos de oro sosteniendo el impermeable edificio,
y su aroma,
y yo cayendo,
y yo admirando la puesta-caída, de la piel que alguna vez es mía,
y seguirá-crecerá envejeciendo,
soñando un sueño, que imagina un final junto a ti.

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