sin título mix junio 2020

El caminar adelante trajo consigo la vista concreta de elemetos predispuestos al suelo, como tomates, manzanas rojas y morados ramillos de lavanda floreciendo poco alto en torno al ras que el suelo formaba para cubrir el último toldo de tierra antes del precipicio. 

El caminar adelante trajo consigo el rótulo de mil libros encajados en estantes de piedra y graba formada a propósito de cuencas pintadas a mano donde lucir ejemplares rojos, enrotulados para exhibir la empresa del cometido, la vuelta al día en 80 mundos, todos amamos a glenda, temporada de huracanes y tajimara y otros cuentos, y otras andamias del pensamiento ahí también trabadas, como encajadas, enraidas; como prótesis del cuerpo de la tierra. El fruto del amor al conocimiento es una prótesis que guarda, la vista, en algún cajón. 

El caminar adelante trajo consigo una casa amarilla de limón amarillo y enfermo, casi de enfermo al precipicio, casi de negra aura nebulando su destello de triste provocación. El amarillo de esa casa era tan verde, que casi el plátano daba entera evocación en sus pasillos, blancos del amarillo más verde, blancos que extendían los pasillos en terreno enteramente cubierto por blancura vegetal, de fina luz fundida en opalos destellos ya sin brisa que ahora cobraban cuerpo de vapor. 

Yo quiería caminar adelante, caminar hacia un destinto pronto como dentro de la siguiente esquina, esquivar un poste, no observar ningún rojo de auto, llanta ponchada, marea de golpes de pechugas en carnicería donde un perro toca un hueso oscuro de roído y roe escapando fuera; ahí, yo debí de caminar adelante y esquivar y proseguir; escapar, caminar adelante. 

El caminar adealante trajo consigo kitchen matches strike on box, llegar a casa, recibir un porro de la puerta, encender la mecha, producir ensueño, deslizarme dentro de mí dentro del portón, escuchar el timbre de las sirenas que el viento imagina dentro de sí, hoy de manera tan exterior; no como antes, atrás, yo hendido. 

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