Sueño de los interiores, en mi recámara nocturna.
A Y.
La recámara de almohadas que,
a mi disposición, sobre el diván, aroma prospera amo entre mis cajones;
guardando para sí alcobas
húmedas aún en lavanda; húmedas,
enterneciendo como siluetas tibias
sobre armario blanco sin tarde, tiñéndose helechos los mutuos destellos
a travesando su tiempo, ocupando
el espacio
del arcaico mundo del mar, plátanos y azul refugio adivinador de lunares;
como escuchándose, fragancias despide esta dicha; como escuchándose, desde la recámara,
el día de ayer se levanta.
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