Reflexiones sobre el materialismo
Devorar
un fuego capacitado, encender calores
dentro de mí. Dándose el ocaso, me fui encontrando
en la penumbra de los cielos. Estratósfera
pálida, límpida, percibo al despertar, como un aire
super denso, donde reposo cuando, por la mañana trágica,
me pierdo añorando bosque oscuro y reguiletes girando eternos.
Brillo del aura acompaña y su contaminación como plomo,
pero añoche dábase la madrugada, antes del azul perpétuo
de memoria, y ¡mire! ¿cuándo surgieron mis deseos al descubierto?
Perseguir el mundo es derrotarse con frío, dar golpes arrancando el viento,
soñar agradables praderas y sin final despertar justo antes de inscribirse
en ellas;
perseguir el mundo es devorar la especialidad que ofrecen los astros,
su inconmensurable destello ya muerto,
decir adiós porque nada está adentro.
Quien vive infinitamente superior al mundo
esconde fragmentos tras las cortinas,
fragmentos de su carne.
Quien sueña para vivirlo infinito,
ya no habita para sí.
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