A Mallarmé y a Jorge Luis
A K. V.
Por lo tanto,
asumo, a grados y perspectivas comunes,
que completo esta experiencia.
Voy a corroborar. ¿Sí?
Hace del momento una imagen,
el camino distinto;
mirar no sólo es al frente,
también veo cuando escribo.
Si gasto el día en melancolía,
donde mi caja rota
su terrible noción de pérdida libera
y se halla la conciencia que afirma
(lo que no existe)
construyendo el mundo de los ojos.
Una luz se hace fe
a determinada reacción,
como soy_mi proceso
cognitivo.
A la realidad inasible
está encaminada la oralidad;
el transcribir tiene amuleto. La religiosidad
es emocional.
Nuestro es el alrededor del trueno.
Situar la nada da orden o
simula alta ventana inalcanzable.
Tiene el laberinto toda esencia de casa,
como zaguán o fuente en traspatio:
trance son de lo eterno.
Por tanto,
asumo este cuerpo_pensamiento
como sus condiciones,
jamás esenciales,
sólo un padecimiento
corroborado que sufro,
y así puedo ofrecerme luz,
llorar, reproducir
y representar, creer
en mi infancia,
hundir los sonidos.
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